Desde que el despacho Mont Detectius inició su actividad en Lleida, en 1944, ha cambiado mucho la manera de trabajar de un detective privado. Entonces, en el despacho se le otorgó la licencia número 10, y actualmente, es la agencia de detectives privados, en activo, más antigua de todo el Estado.
Durante estos 77 años, la empresa ha visto cambios históricos de carácter político, social y económico, pero esta crisis actual provocada por la pandemia de la Covid-19 es la que ha llevado más cambios en el tipo de encargos que nos piden nuestros clientes. El hecho de tener la población confinada o haciendo teletrabajo en los hogares, ha provocado muchos cambios en las investigaciones que realizamos. Uno de ellos, es el hecho de que se han visto reducidos los casos que comportan seguimientos en la calle, pero por otro lado, han aumentado aquellos servicios que requieren implementar técnicas de ciberinteligencia.
Esta crisis sanitaria y social, nos ha cogido en un periodo de cambios en la empresa, puesto que continuamente buscamos soluciones para mejorar la calidad y la efectividad de nuestros servicios. Estos cambios se han producido en cuando a formación de nuestro equipo en informática y electrónica forense y nuevas tecnologías, y en la modernización de nuestras herramientas y técnicas de trabajo. En nuestro trabajo te tienes que reinventar continuamente, y la crisis lo que ha hecho es acelerar todos estos procesos de cambio.
Nuestro equipo está formado por profesionales de diferentes perfiles: detectives privados, economistas, psicólogos, técnicos en relaciones laborales, peritos calígrafos y expertos en ciberinteligencia y contraespionaje. Juntos ofrecemos un servicio integral en todas las ramas de la investigación privada.
En cuanto a nuestras tareas profesionales, los encargos que más ha aumentado durante estos últimos 6 meses son los relacionados con el ámbito laboral: bajas fingidas, absentismo laboral, competencia desleal, etc. En el ámbito empresarial, también hemos visto incrementadas las peticiones de espionaje industrial, estudios de mercado, localización de bienes y domicilios, así como, delitos económicos y blanqueo de capitales.
Otro ámbito, en el que también se ha visto incrementada su demanda, y que supone un 40% de nuestros encargos, es el particular o familiar. Donde aportamos pruebas para amparar reclamaciones de custodias de hijos de parejas divorciadas, o para amparar reclamaciones económicas, como pueden ser la pensión alimentaría o compensatoria; también en la localización de familiares o sobre el comportamiento de los hijos y el ciberacoso a menores.
La nuestra es una profesión descaradamente vocacional, porque es un trabajo que en algunos momentos puede ser duro, por ejemplo cuando se nos plantea una vigilancia larga en condiciones climáticas extremas. Algunas veces también nos encontramos que, por las condiciones económicas de nuestros clientes, nos sentimos con la obligación de realizar investigaciones sin cobrarlas, anteponiendo la vocación del servicio y la utilidad social del detective, a cualquier tipo de lucro. Por eso, nuestro colectivo hace años que exige la creación de un detective de oficio.
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